domingo, 8 de mayo de 2011

EL ZAPATO INFANTIL

 
 
1)   ADAPTADO A LAS FASES DE DESARROLLO DEL NIÑO. Un zapato para un niño NO ES UN ZAPATO DE ADULTO EN MINIATURA. Se deben respetar las fases del desarrollo general del niño y de los pies en particular.Hasta el 8º-9º mes de vida, el pie tiene una gran movilidad y posee una sensibilidad táctil más rica que la mano, se los lleva a la boca, los toca, y le sirven para explorar su entorno…por lo tanto, en estos primeros meses no se debería llevar calzado. A lo sumo, si hace frío unos calcetines o “patucos”, que sean transpirables, llevando cuidado de que los cordones no le opriman .

2)   Una vez que el niño ha sido capaz de sentarse con estabilidad, aparecerá su interés por el desplazamiento (fase del GATEO). Para ese momento el calzado, deberá PROTEGER DEL FRÍO Y DE POSIBLES TRAUMANTISMOS, siendo útiles aquellos que llevan algún refuerzo en la puntera, pero seguirán siendo un zapato-guante blandos y de suela flexible.

3)   Conforme va adquiriendo por sí mismo la capacidad para dar los primeros pasos, habrá llegado el momento de comprar sus primeros zapatos. El pie y todas sus articulaciones deben poder MOVERSE LIBREMENTE dentro del zapato, para que puedan formarse correctamente y no retrasar el aprendizaje. Dos de estas articulaciones son especialmente importantes: la del tobillo, y la que forman los huesos de los dedos (falanges) con los de la planta del pie (metatarsianos). De ello, se deducen dos características importantes que debe tener el calzado:
-         No tiene que ser bota ( si lo es, debe permitir la movilidad, con una caña ancha cuya única función sea dar un poco más de abrigo para los meses fríos)
-         La suela ha de ser muy elástica, especialmente en esta zona donde el pie se flexiona al caminar.

4)   ADAPTADO AL CRECIMIENTO. Es evidente que tendremos que estar atentos además al desarrollo del pie. Normalmente los pies crecen más rápidos en el segundo y tercer año d vida, donde pueden crecer hasta 3 tallas por año. De los 3 a los 5 años crecen solamente unas dos tallas por año, y posteriormente hasta el comienzo de la pubertad, lo hacen más lentamente.

5)   El calzado tendremos que RENOVARLO, procurando que la distancia entre el extremo de los dedos y el final del zapato sea de 1 a 1,5 cm (podemos comprobarlo, cuando el niño está de pie cargando su peso, y podemos introducir un dedo entre el talón y el zapato). Además la pala (zona del zapato que cubre el pie por arriba) sea alta y amplia, con posibilidad de sujetarse al pie mediante cordones o velcros, que impidan los desplazamientos de delante-atrás.

6)   El zapato debe PROPORCIONAR ESTABILIDAD Y AMORTIGUACIÓN, pero respetando las distintas etapas del desarrollo del pie. Para ello, debemos fijaros en 3 elementos:
-         Las únicas partes que deben llevar refuerzos son la PUNTERA (para evitar traumatismos, que además deberá ser ancha y alta para que puedan mover los dedos libremente) y el CONTRAFUERTE DEL TALÓN, que además tiene la misión de contrarrestar la tendencia natural del tobillo de desplazarse hacia dentro, llevando los dedos hacia fuera, en los primeros años (lo que se denomina posición en “valgo”).
-         El TACÓN es necesario, pero no debe sobrepasar una altura de 0,5-0,9 cm, ni ser más largo de 2/6-2/7 de la longitud total de la suela. Además tiene que ser recto, simétrico y que NO lleve alargamiento alguno en su parte interna (lo que obligaría al niño a girar el pie hacia dentro); esto debe reservarse exclusivamente para tratamientos ortopédicos.
-         Todos los niños antes de empezar a andar tienen un pie plano fisiológico normal, con la almohadilla grasa que protege la planta del pie. Conforme empieza a dar los primeros pasos, se empieza a formar la bóveda plantar gracias a la acción muscular y a la paulatina desaparición de la almohadilla grasa. Si la bóveda es mantenida artificialmente por el calzado, estaremos inhibiendo la acción de estas fibras musculotendinosas, cuya misión es sostener el arco del pie. Por eso es interesante que los niños anden descalzos (sobre superficies irregulares y con distintas texturas), y los primeros zapatos deben llevar una PLANTILLA PLANA, libre de cualquier añadido.

7)   El pie debe poder TRANSPIRAR. Los niños desprenden más calor en situación basal, y mucho más cuando empiezan a tener una constante actividad. Por ello durante años se han recomendado las suelas de cuero, por ser un material más transpirable. Pero se ha comprobado que si el forro interior es de piel y no de material plástico, también se consigue una adecuada transpiración y la suela puede ser de goma. También es interesante que no lleven el mismo zapato varios días, para evitar mantener la humedad y propiciar el desarrollo de hongos.

CONSEJOS PRÁCTICOS:

· Los zapatos deben ser ligeros y cómodos de poner y de llevar, desde el primer día. Es un error pensar que con el tiempo se irá acostumbrando…
· No deben intercambiarse con otros niños. No dejarlos en “herencia” a otros niños, constituye una prenda muy personal e intransferible.
· Debemos tener paciencia con el desarrollo de la estabilidad en la deambulación. Al principio abren mucho la base de sustentación y hacen una “marcha de pato”, otros pueden tener las piernas en X y otros tardar algo más en solucionar su pie plano fisiológico…Sólo previa consulta con un Traumatólogo Infantil se deben prescribir soluciones ortopédicas.
· Las marcas caras no siempre tienen zapatos fisiológicos.



PAULA VALDÉS
Fisioterapeuta pediátrica col.1589

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